El embarazo más largo. Así
podríamos llamar a la excesivamente complicada y dilatada espera que padecen
miles de familias en toda España para poder cumplir algo más que un deseo, un
sueño, una ilusión, adoptar un niño.
Hace unos días hablaba de
este tema con una persona muy cercana a mí y muy querida, que junto a su marido
lleva alrededor de dos años realizando todos los trámites habidos y por haber
que, según parece, son necesarios para lograr su sueño, formar una familia.
Lo de llamar al proceso de
adopción en España el embarazo más largo es mucho más que una metáfora. Siempre
se ha hablado sobre el exceso de burocracia en este camino, pero cuando vives
de cerca esto les aseguro que hay cosas que en mi modesta opinión me parecen
cuanto menos desmedidas. El bajo número de menores nacionales en adopción ha
llevado a los futuros padres adoptivos a acudir a los países del Este, a China
y Sudamérica para afrontar un largo y exigente proceso, que les hace estar en
su particular “sala de espera” una media de tres años.
Por otra parte, decir que
el proceso es costoso no es tampoco una manera de hablar, pues quienes lo
inician saben que no sólo han de armarse de fuerza emocional y de paciencia
sino que esto les supondrá un importante desembolso económico que en el caso de
las adopciones internacionales implica una media de entre 9.000 y 12.000 euros,
que se ve agravado por la intermediación obligatoria en muchos casos de las
llamadas ECAIs (Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional).
Nadie puede negar que todo
ello, la dilatación en el tiempo y el importante gasto que supone, son una
verdadera prueba de amor incondicional por su futuro hijo que nada tiene que
envidiar a los que viven un embarazo natural y ya aman a su bebé antes de haber
nacido. Por eso me gusta tanto un eslogan que escuché de una asociación de
padres adoptivos que decía “la crianza es diferente, el amor es igual”.
Para quienes no lo sepan
este largo proceso se inicia para los adoptantes con el famoso certificado de
idoneidad, una valoración psicosocial según la cual han de reunir aptitudes,
capacidades, motivaciones adecuadas y condiciones económicas y de salud que les
hagan "idóneos" para asumir sus responsabilidades. Siempre que
escucho esto inevitablemente pienso a cuántos padres y madres naturales
deberían hacerles primero esta prueba…
Por todo ello, cada vez
que escucho a esa persona tan querida y cercana a mí contarme con tanta ilusión cualquier
avance que dan en el proceso de adopción sé que para ella y para su marido es
mucho más que eso. Hace unos días les dijeron la zona en concreto de Rusia de
la que será su futuro hijo o hija. Para ellos esto fue más que un trámite, fue
como pasar casi de la sala de espera a la sala del hospital en la que dentro de
un tiempo se hará su sueño realidad.