martes, 26 de marzo de 2013

“Espíritus de plató”

Hoy he leído una noticia sobre la cancelación de la gira de la “presunta” medium Anne Germain por “constantes pérdidas” y me ha hecho recordar una columna de opinión que grabé para la radio el pasado mes de noviembre sobre esta televisiva “vidente”. Como entonces no tenía todavía el blog en marcha la comparto hoy aquí. 

 

Espíritus de plató”

Esta semana una conocida televisión privada, ha prescindido de la famosa médium Anne Germain, justo un mes después de que uno de sus ex empleados la acusara de engaño en sus contactos con el más allá. Para los que no lo sepan, esta presunta médium conducía un programa llamado “Más allá de la vida” en el que unos presuntos espíritus acudían al plató ante la señora Germain, que iba trasladando al invitado de turno, famosos de distinta índole, lo que la “presencia” en cuestión le iba diciendo.

Que no se me molesten los seguidores de esta señora y del programa porque la denomine “presunta médium” pero es que, qué quieren que les diga, las veces que por curiosidad vi el programa no pude evitar cuanto menos reírme ante estos presuntos espíritus tan televisivos, tan aplicados y tan organizados, que acudían al plató como si fueran unos invitados más del programa. Todo digno de ver, ya les digo. Ah, y esa es otra, todos bilingües como mínimo, los espíritus digo, porque le hablaban a la señora en inglés, ya se tratara del padre de Kiko Rivera, el famoso Paquirri, o de la madre de Julián Contreras, la conocida Carmina Ordoñez.

Pues el asunto es que, como les decía, hace unas semanas un extrabajador del programa denunció lo que tantas veces se ha rumoreado. Que esta señora, presuntamente, trabaja con informes de todos los personajes que van al programa que le aportan los suficientes detalles como para, con un poquito de psicología y de cuento, para qué engañarnos, hacerle creer al invitado que ella está hablando (en inglés) con la presencia, o las presencias, porque la señora es tan polivalente que atiende a varios espíritus a la vez. Y todo ello sin olvidar que, según este mismo extrabajador, la presunta médium actúa con un pinganillo bien oculto en la oreja. ¿Para qué lo usará?. ¿Le hablarán por pinganillo las presencias?.

Ah, y todo esto la señora lo hacía por el módico precio de 15.000 euros por programa, a los que hay que sumar una media de unos 10.000 euros por cada show de los que ha ido haciendo en su gira por toda España y los ingresos por su autobiografía, que se ha convertido en un bestseller. Total, que la presunta médium cerrará 2012 con unas cifras que no me parecen nada espirituales sino muy materiales, nada más y nada menos que un millón de euros, quién los pillara.

Con sólo ver los informes que se han filtrado de los invitados es fácil comprobar cómo, insisto, cualquiera con un poquito de psicología y un poquito de cara dura podría engañar a otra persona, contando con la disposición de ésta a creer. Lo mismo ocurría con los invitados anónimos a los que lograba engatusar siempre con informaciones de lo más generales, pero claro, con la ventaja de que esas personas creen en ella.


Sólo una vez la médium ha quedado en evidencia en la tele. Fue el día que invitó al actor Santiago Segura. Según cuenta el extrabajador que ha denunciado la presunta estafa, nuestro querido Torrente no facilitó ninguna información personal con la que la presunta médium pudiera inspirarse. Ya en el plató, el actor guardó silencio todo el programa, escuchó los mensajes que Germain le transmitía de parte de la presencia televisiva, en esta caso su madre, y al acabar les soltó: «No ha dado ni una». Les aseguro que a la presunta médium, por una vez, sí se le quedó la cara como si hubiera visto un fantasma.


Columna de opinión emitida en “La Mañana de COPE Jaén” el 30 de noviembre de 2012.

miércoles, 20 de marzo de 2013

“De cuando nos escribíamos cartas”

Cómo hemos cambiado...Ya lo decía, aunque con otros matices, un conocido grupo español a finales de los ochenta.

Hace unos días me dio por reorganizar por enésima vez esas carpetas en las que una guarda un pedazo de su propia historia, de esos papeles que no sabe una muy bien si van a servir de algo pero de los que cuesta tanto desprenderse. Aparecen notas del colegio, de los desaparecidos EGB, BUP y COU, de la papeleta que te daban cuando aprobabas la Selectividad y de la Facultad. Sí, hace no tantos años todavía no se consultaban por Internet, te las daban en papel. Y las guardo, como un retazo de mi vida, como el símbolo de toda una etapa.

Y aparecen restos de algunos apuntes, los primeros contratos de trabajo, algunos documentos escritos a mano o como mucho a máquina, con aquella maravillosa Olivetti, que tras horas de uso me dejaba en los dedos esa sensación inconfundible, esas manchas de tinta y ese olor tan único. Y siguen apareciendo cosas en mis carpetas y entre tantos recuerdos caen en mis manos antiguas postales de diferentes destinos, viejas cartas, de amigas, de amigos, de antiguos amores, retazos de mi vida que en su momento fueron manuscritos.
Papeles ya amarillentos que recogen horas y horas de dedicación, cuando la comunicación iba más despacio, era más pausada, de aquellos tiempos en los que me llevaba varios días poder, a ratitos, terminar una larga carta de varios folios en los que contábamos lo que no podíamos hablar de otra manera. De aquellos tiempos en los que vigilabas el buzón de tu casa esperando la respuesta a aquella carta llena de historias, de confesiones, de secretos. Ahora sólo llegan cartas del banco, publicidad y recibos varios. Y esos nervios al abrir la esperada carta y leerla y releerla y guardarla como un tesoro.

Cómo hemos cambiado, que dirían Sole y sus “Presuntos Implicados”. No sé bien si a veces hemos cambiado a peor, si sólo hemos mejorado en parte o simplemente no hemos sabido en algunos aspectos aprovechar del todo la nueva era de la comunicación.

Y lo digo yo que soy una apasionada de las nuevas tecnologías, de todo lo que rodea a la llamada comunicación 2.0. No podría imaginar ya mi vida sin ellas, y sin embargo, fíjense, ironías de la vida, a veces extraño esas viejas misivas, esas llamadas de teléfono en las que descolgabas con la incertidumbre de no saber quién estaría al otro lado, quién te lo cogería, cuando te salías al pasillo a hablar bajito para que no te oyeran porque un cable (siempre enredado) te ataba al teléfono cuando ni tan siquiera existía el inalámbrico y mucho menos el móvil, cuando no teníamos e-mail, ni Facebook, ni Tuenti, ni Twitter y ni falta que nos hacían en ese momento.

Aquellos mismos tiempos en los que buscábamos en una cabina telefónica la intimidad que no podíamos tener en casa para hablar con alguna amiga o algún novio, cuando marcábamos los prefijos sólo si llamábamos fuera de nuestra provincia. Cuando quedabas con los amigos en un sitio a una hora y si alguien se retrasaba simplemente tocaba esperar. No había mensajes, no había Whatsapp para avisar, tocaba esperar, y no pasaba nada.

Hoy mis viejas carpetas, con mis recuerdos, con mis papeles, me han hecho extrañar otros tiempos en los que a lo mejor no estábamos en comunicación con tanta inmediatez pero sí estábamos más en contacto de verdad. Cuando todo era más pausado, más meditado, menos efímero y a veces más real. De cuando nos escribíamos cartas.

viernes, 8 de marzo de 2013

Yo muevo un dedo por Miguel ¿Y tú?


Ya en más de una ocasión he mencionado algún que otro estudio de esos insólitos, por no decir absurdos, que se dan a conocer de vez en cuando. Esta semana leí uno de una universidad alemana que venía a decir que ser optimista es malo para la salud, que nos hace vivir menos. Resumiendo el peculiar estudio, decía que quienes tienen menos expectativas respecto a su futuro envejecen mejor, mientras que ser un optimista extremo y predecir un futuro mejor se asocia con mayor riesgo de muerte. La explicación que dan estos lumbreras es que el pesimismo "hace que las personas vivan extremando las precauciones y cuidando más su salud”.

Precisamente, después de conocer semejante investigación estuve leyendo otro artículo de una familia a la que sigo hace tiempo y a la que creo que le importará muy poco que su optimismo y su lucha puedan, según este estudio, hacer que envejezcan peor.

Hoy no quiero hablarles ni del paro, ni de esta crisis que nos ahoga a veces el ánimo, sino de todo lo contrario, quiero hablarles de un ejemplo de optimismo y amor que puede con todas las barreras, las mismas que tiene el pequeño Miguel Camacho, un niño de siete años, cuyos padres para mí son todo un ejemplo de vida, de futuro, de optimismo.

Miguel tiene una minusvalía de origen congénito que le impide realizar cualquier tipo de función automática como moverse, respirar, tragar o hacer la digestión. Bajo el lema “Mueve un dedo por Miguel”, esta familia del pueblo valenciano de Albal lleva luchando incansablemente desde que nació su hijo para conseguir que el pequeño Miguel lleve una vida como la de los demás niños dentro de sus limitaciones.

Yo conocí su caso a través de una página de Facebook en la que comparten los avances de Miguel, sus pequeños grandes pasos, y todas aquellas actividades que organizan para poder recaudar fondos para darle una vida mejor, la que se merece. En 2010, un hermoso vídeo que recogía todas sus vivencias bajo el nombre “El mar de Miguel”, consiguió ganar el “Premio Romper Barreras” con el que pudieron financiar parte de la silla motorizada que necesitaba.

Desde entonces no han dejado de trabajar por su hijo, nunca, haya crisis o deje de haberla, nunca, porque Miguel no entiende de crisis. Hace unas semanas organizaron en Albal una jornada para recaudar fondos para editar un cuento que, bajo el título, “Miguel y el Tesoro de la Amistad” ha sido escrito por unas amigas y una prima del pequeño, un nuevo proyecto que ya ha visto la luz y que servirá para que esos padres optimistas, luchadores, puedan seguir dándole la calidad de vida que Miguel se merece. Yo pronto tendré un ejemplar y se lo leeré a mi hija y le hablaré de Miguel y de sus padres porque son el espejo en el que a veces uno se necesita mirar.


Retomando el peculiar estudio sobre optimistas y pesimistas con el que comencé este artículo,les diré que no creo que a los padres de Miguel les importe mucho que su optimismo les haga envejecer peor. No creo que les preocupe que, según este ridículo estudio, predecir un futuro mejor se asocie con mayor riesgo de muerte. Ellos no es que quieran predecir un futuro mejor, es que necesitan creer y luchar por un futuro mejor, por ellos y sobre todo por Miguel porque especialmente él lo merece.

Yo desde luego apuesto por mover un dedo por Miguel ¿Y tú?.


NOTA: En breve, habrá una web disponible donde poder comprar el libro. Por ahora, hay numerosos puntos de venta en distintos puntos de la provincia de Valencia y en unos días van a poner en marcha una página web donde habrá venta online. De momento, podéis consultar toda la información en la página de Facebook “Mueve un dedo por Miguel”, os animo a que lo hagáis. Os dejo el enlace:

Mueve un dedo por Miguel
 
Y quienes queráis escuchar este artículo os dejo mi columna de opinión emitida en “La Mañana de Jaén”:



lunes, 4 de marzo de 2013

Desempleados, aunque sobradamente preparados


Desempleados, aunque sobradamente preparados”. Con esta etiqueta podríamos aglutinar a buena parte de los cinco millones de parados que tenemos en España, profesionales con gran formación y dilatada experiencia que, sin embargo, se encuentran fuera del mercado y sin saber cómo ni de qué manera volver a él.

Hablo de mi generación, los nacidos en los comienzos de la llamada Transición, de aquella recién estrenada Democracia que parecía que todo lo podía. Somos probablemente la generación ha recibido más etiquetas. Más de uno se acordará de aquella absurda definición que en los 90 nos llamaba “La Generación X”. Nunca entendí bien el porqué.

Y no pocos sonreirán cuando les diga que yo formé parte de la “Generación JASP”, aquellos “Jóvenes, Aunque Sobradamente Preparados”, que hasta para anunciar coches sirvieron como reclamo.

Quién lo iba a decir, somos los mismos que hoy podríamos englobar en la “Generación DASP” (Desempleados, Aunque Sobradamente Preparados). Triste y duro, pero tan real como las cifras de parados que corresponden a estos entonces jóvenes, ahora de “mediana edad”, que simplemente son desempleados con un buen curriculum a sus espaldas que de poco sirve para buscar un futuro laboral.

Nuestros padres son los de la difícil posguerra, los de los años de Dictadura. Lucharon con todas sus fuerzas para sacarnos adelante y vieron orgullosos cómo nos convertíamos en la generación más preparada, la mejor formada de la historia de este país. Acudían emocionados cuando sus hijos terminaban sus estudios, muchos de ellos universitarios. Todo el esfuerzo de esos padres había merecido la pena.

Y la “Generación X”, la “Generación JASP”, entró en el mercado laboral y comenzaron sus trayectorias profesionales. Y llegó el boom del ladrillo y el de las hipotecas, el de la financiación a tutiplén y como las cosas iban bien comenzaron a endeudarse porque eran la generación mejor preparada y podían tener todo lo que sus padres no habían tenido.

Pero llegó el petardazo del sistema y con él el paro y nos convertimos en la Generación DASP, Desempleados Aunque Sobradamente Preparados, un colectivo de treinta para arriba que difícil lo tiene con un curriculum estupendo “de lo suyo” cuando no hay trabajo “de lo suyo”.

Duro panorama al que añadimos hipotecas e hijos en muchos casos y al que sumamos el olvido de nuestros queridos políticos porque, claro, lo que preocupa es el paro juvenil y aunque con medidas absurdas hay que bajar las cifras para tener contenta a Bruselas. Pero apenas hablan de ese colectivo de “mediana edad” que no encaja en las ofertas de empleo y que intenta con dificultad emprender un nuevo camino laboral. Nadie habla de nosotros, no interesamos.

El que más y el que menos en algún momento le hemos dicho a alguien eso de “no te preocupes, con el curriculum que tienes ya verás cómo enseguida encuentras algo de lo tuyo”... A mí me lo dijeron muchas personas. Pero, señoras y señores, esto no es una cuestión de curriculum, y el que más y el que menos cuando dice esa bienintencionada frase piensa “que la suerte te acompañe, la vas a necesitar”.


NOTA: Y quien lo desee puede escuchar el audio de este mismo artículo, emitido el pasado viernes 1 de marzo en “La Mañana de Jaén”.