“Desempleados, aunque sobradamente preparados”. Con esta etiqueta podríamos aglutinar a buena parte de los cinco millones de parados que tenemos en España, profesionales con gran formación y dilatada experiencia que, sin embargo, se encuentran fuera del mercado y sin saber cómo ni de qué manera volver a él.
Hablo
de mi generación, los nacidos en los comienzos de la llamada
Transición, de aquella recién estrenada Democracia que parecía que
todo lo podía. Somos probablemente la generación ha recibido más
etiquetas. Más de uno se acordará de aquella absurda definición
que en los 90 nos llamaba “La Generación X”. Nunca entendí bien
el porqué.
Y
no pocos sonreirán cuando les diga que yo formé parte de la
“Generación JASP”, aquellos “Jóvenes, Aunque Sobradamente
Preparados”, que hasta para anunciar coches sirvieron como reclamo.
Quién lo iba a decir, somos los mismos que hoy podríamos englobar en la “Generación DASP” (Desempleados, Aunque Sobradamente Preparados). Triste y duro, pero tan real como las cifras de parados que corresponden a estos entonces jóvenes, ahora de “mediana edad”, que simplemente son desempleados con un buen curriculum a sus espaldas que de poco sirve para buscar un futuro laboral.
Nuestros
padres son los de la difícil posguerra, los de los años de
Dictadura. Lucharon con todas sus fuerzas para sacarnos adelante y
vieron orgullosos cómo nos convertíamos en la generación más
preparada, la mejor formada de la historia de este país. Acudían
emocionados cuando sus hijos terminaban sus estudios, muchos de ellos
universitarios. Todo el esfuerzo de esos padres había merecido la
pena.
Y
la “Generación X”, la “Generación JASP”, entró en el
mercado laboral y comenzaron sus trayectorias profesionales. Y llegó
el boom del ladrillo y el de las hipotecas, el de la financiación a
tutiplén y como las cosas iban bien comenzaron a endeudarse porque
eran la generación mejor preparada y podían tener todo lo que sus
padres no habían tenido.
Pero
llegó el petardazo del sistema y con él el paro y nos convertimos
en la Generación DASP, Desempleados Aunque Sobradamente Preparados,
un colectivo de treinta para arriba que difícil lo tiene con un
curriculum estupendo “de lo suyo” cuando no hay trabajo “de lo
suyo”.
Duro
panorama al que añadimos hipotecas e hijos en muchos casos y al que
sumamos el olvido de nuestros queridos políticos porque, claro, lo
que preocupa es el paro juvenil y aunque con medidas absurdas hay que
bajar las cifras para tener contenta a Bruselas. Pero apenas hablan
de ese colectivo de “mediana edad” que no encaja en las ofertas
de empleo y que intenta con dificultad emprender un nuevo camino
laboral. Nadie habla de nosotros, no interesamos.
El
que más y el que menos en algún momento le hemos dicho a alguien
eso de “no te preocupes, con el curriculum que tienes ya verás
cómo enseguida encuentras algo de lo tuyo”... A mí me lo dijeron
muchas personas. Pero, señoras y señores, esto no es una cuestión
de curriculum, y el que más y el que menos cuando dice esa
bienintencionada frase piensa “que la suerte te acompañe, la vas a
necesitar”.
NOTA:
Y quien lo desee puede escuchar el audio de este mismo artículo,
emitido el pasado viernes 1 de marzo en “La Mañana de Jaén”.
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