jueves, 10 de noviembre de 2016

Justicia de saldo




Cada vez que leo, veo o escucho en algún medio de comunicación que un asesino o violador ha salido a la calle o ha obtenido el tercer grado por buen comportamiento o que ha visto reducida su condena por algún atenuante, algo se me rompe por dentro. 

Pero qué puede uno sentir cuando lo que lee, ve o escucha es que alguno de estos violadores o asesinos vuelve a violar o asesinar en una de sus estancias fuera de prisión por buen comportamiento o porque algún iluminado considera que está rehabilitado y ha de reinsertarse en la sociedad y le ha concedido la libertad que no merecía… 

El sistema judicial y penitenciario en este país no funciona hace desde hace muchísimos años. Es algo que se sabe, que se comenta en la calle, en las redes sociales que ahora son el nuevo pulso de la Opinión Pública. Pero es algo que parece no importar a quienes desde arriba deberían poner todo su empeño para cambiarlo.

La semana pasada los Mossos d’Esquadra detuvieron otra vez a Tomás Pardo Caro, un violador que hace unos meses comenzó a disfrutar de permisos penitenciarios por “buen comportamiento”, a pesar de la condena a 25 años de cárcel que en teoría debería cumplir por haber violado y casi asesinado  a  navajazos a una mujer hace 14 años.

Hace unos días hizo exactamente lo mismo que entonces. Asaltó a una mujer de 52 años cuando se dirigía a su coche, la amenazó con una navaja, la secuestró y la obligó a avanzar hasta una zona alejada y boscosa, la violó y cuando terminó le asestó una puñalada en el cuello. Creyó que la había matado. Y la abandonó, afortunadamente aún con vida.

Alguna mente iluminada en un sistema imperfecto decidió que esta alimaña merecía una oportunidad. La misma que no tuvo su víctima hace 14 años. La misma que no ha tenido esta nueva víctima.

Este violador morirá siendo un violador, ésa es la realidad. Sin embargo, durante el último año salía a diario de la prisión para trabajar y en junio comenzó con permisos de tres días. El violador tuvo ya un primer permiso entonces y éste era el segundo del que disfrutaba. 
 
A juicio de los expertos, el hombre, al que la fiscalía pidió 40 años de prisión aunque fue condenado sólo a 25, podía readaptarse nuevamente a la vida fuera de la cárcel. Saquen sus propias conclusiones.

Este suceso pone de manifiesto, una vez más, repito, que en España el sistema judicial y penitenciario no funciona. Atenuantes, permisos por buen comportamiento, reinserción… Son conceptos que los delincuentes se conocen muy bien porque les amparan y protegen.

Hace unos días el padre de Marta del Castillo decía en una entrevista que si hubiera matado a Miguel Carcaño con la Ley y el Reglamento Penitenciario en la mano, hoy estaría ya en la calle. Cuando uno siente que el sistema garantiza más los derechos de los asesinos que los de las víctimas, uno al final llega a esta conclusión. Y lo peor de todo es que tiene razón.

Hasta que los máximos responsables políticos de este país se conciencien y decidan modificarlo, seguiremos teniendo una Justicia de saldo, un auténtico “outlet” para asesinos y violadores a los que delinquir les sale muy barato. Y lo saben.

No hay comentarios:

Publicar un comentario